“El Tigre”, Juan José Rodríguez, una vez más se encuentra en boca de los asistentes a las mesas de café, pues resulta que con la muerte del empresario Jacobo Payán Latuff, su primera reacción fue ¡“ya chingué”!, pues ya no tendría la obligación de pagarle.
Luego de que la “herencia maldita”, como se le conoce a los gobiernos de los que este político-columnista obtuvo una fortuna, prácticamente esté sin posiciones de poder que le genere ganancias, “El Tigre” empezó a recurrir a sus viejos amigos como don Jacobo, para pedir prestado al asegurar que andaba “en la vil chilla”.
Aparte del alcalde Enrique Galindo y el rector Alejandro Zermeño, a quienes les cobra como asesor, no tiene más ingresos importantes; los taxis, los camiones de volteo para rentarlos en obras públicas, los terrenos y locales que obtuvo del Infonavit, los intereses por préstamos de agiotista, todo, lo ha ido vendiendo para subsistir con un alto nivel de vida los últimos años.
Señalan en las mesas de café que, apenas a principios de año, se acercó con cara de angustia a don Jacobo para pedirle prestados poco mas de 25,000 dólares, pues tenía un viaje a Las Vegas y no traía para costear el gasto y vicio; generoso, su viejo amigo, se los entregó, sin firmar nada, como él acostumbraba, de cuates, de palabra.
Nunca le pagó. En el café, vacilaban a don Jacobo porque no le cobraba, “¿le tienes miedo?” lo cuchiliaban, y el respondía, “no, para nada, es mi amigo, que me pague cuando tenga”.
Juan José Rodríguez, agravió a don Jacobo en múltiples ocasiones, dicen los de la mesa de café. Le pagaba el celular, la renta, le dio carros, viajes, dinero, y hasta los últimos días de su vida, se aprovechó.
Por eso, en la misa del sepelio, cuando “El Tigre” se paró a comulgar con Enrique Galindo, alguien comentó: “a los pendejos los podrá engañar con sus columnas, pero a Dios nunca”.








