Políticos de Morena en SLP: temerosos, incompetentes y desatinados. ¡Quieranse un poquito!

*Políticos de Morena se sacaron la lotería, pero ahora se muestran incongruentes e ineptos

Si los dirigentes y representantes de MORENA se sintieran seguros del terreno que pisan, si se creyeran populares, honestos, competentes, la salida de Ricardo Gallardo Cardona del PRD no les hubiera echo mayor ruido.

Pero fue todo lo contrario, de inmediato pusieron el grito en el cielo y le cerraron la puerta de manera ridícula, pues el renunciante al perredismo y a la coordinación de diputados federales de tal partido nunca insinuó siquiera intención alguna de pedir su ingreso a MORENA.

Y ahora bastó una foto de Gallardo Cardona tomándose un café en un restaurante potosino con Mario Delgado, líder de los legisladores federales morenistas, para que se renovaran los ataques contra el político de Soledad, atribuyéndole la pretensión de querer entrar al partido de Andrés Manuel López Obrador.

Y se sienten así, inseguros, porque saben que en San Luis Potosí no cuentan con la fuerza suficiente para defender en los hechos lo que les cayó como un premio de lotería.

¿Qué han hecho con el cargo que les hizo ganar AMLO? Aparte de despertar la indignación de los potosinos, ganar como ricos, y hacerle pasar vergüenzas al presidente, nada más se les ha visto.

De los municipios que gobiernan no se ha sabido ninguna novedad a favor de la gente. El ejemplo, en Soledad de Graciano Sánchez, donde los tres regidores morenos no hacen otra cosa más que demostrar su gran ignorancia, en cada sesión de Cabildo. Dicen que no hay peor tonto, que un tonto con iniciativa, un dicho que queda perfecto al actuar de Grecia Selene Pérez, Hipólito Leija y Roberto Martínez Silva, quienes no salen de una, cuando ya están entrando a otra situación de pena ajena.

Aunque tratan de cuestionar y actuar como lo ha hecho AMLO a nivel nacional, estos personajes en el Cabildo soledense, solo desacreditan su poca inteligencia y afectan la democracia en el municipio. Pareciera que pretenden ser vistos por López Obrador, y que él «les levante la mano», sin embargo, queda demostrado que no son ni un grano de arena en el mar.

De las diputadas y diputados locales de la coalición Juntos Haremos Historia, de quienes se esperaba algo decente, solo han resultado un fiasco: se ven ambiciosos, incongruentes, y muy limitados para hacer política.

Hoy cargan con el cinismo de ganar más que el presidente, cuando no hacen ni un 10 por ciento del trabajo que realiza éste.

Esas diputadas y diputados de tal Coalición les han confirmado a sus electores no solo que no estaban preparados para el cargo, sino que este les reveló su verdadera personalidad de arribistas sin escrúpulos.

Otro caso probado, es Leonel Serrato, delegado regional, quien a unos meses de tomar el cargo sigue siendo gris, pasivo y poco activo en la promoción de los programas federales, en la zona metropolitana. Por algo dicen que sería reemplazado por un personaje todavía peor: Carlos Velázquez, ex candidato a la presidencia de Soledad. No hay duda, alguien dentro del partido o del movimiento morenista los quiere ver más acabados aún, en el estado potosino.

Los regidores con que cuentan en el Ayuntamiento de la Capital, de quienes se creía serían un contrapeso a los excesos, nepotismo, y corruptelas de Xavier Nava, resulta que se han habilitado como alfombra para que los funcionarios fifís del gabinete navista les pasen encima.

En cuanto al delegado estatal, Gabino Morales Mendoza, del que se decía iba a ser una especie de “vicegobernador”, resulta que es más bien el coordinador más desprestigiado que tiene AMLO en toda la república.

Lo anterior sin contar con que, hasta la fecha, no se ve ni su sombra de liderazgo en la entidad, pues no ha sido capaz ni de informar sobre los múltiples programas sociales que su jefe está echando a andar todos los días, a fin de que los potosinos puedan estar al tanto.

Por otro lado, el presidente de MORENA en la entidad, Sergio Serrano, es un individuo mal encarado, alcohólico, amargado…y corrupto.

Se trata de un viejo militante del PRD, quien ha llevado los vicios que tenía en aquel partido a las filas morenistas: divisionismo, sectarismo, confrontación, y enjuagues con el dinero proveniente de las prerrogativas.

En cuanto a los cargos que consiguieron a nivel federal: ¿saben los potosinos qué están haciendo sus representantes del partido en el poder? Salvo seguir la línea que se les dicta y ganar como si trabajaran, nada se sabe de esos diputados federales, ni del senador Primo Dothé Mata.

No son hoy ni un contrapeso, ni una alternativa; son un cero a la izquierda en la política nacional; mientras en la entidad potosina no se atreven a hacer la menor crítica al pésimo gobierno de Juan Manuel Carreras, que tiene al estado sumido en el atraso económico y la inseguridad rampante.

Tienen razón en sentirse amenazados, porque se encuentran fracturados, y además a la fecha han tenido un desempeño que los ciudadanos potosinos consideran reprobatorio, como han dejado ver los propios militantes en las visitas de AMLO; y como también advierten diversos analistas.

Así las cosas, igual que le ocurrió al PRD, puede sucederle a MORENA en San Luis Potosí. Y, dado el pésimo trabajo que han realizado hasta el momento los representantes morenistas, es muy probable que eso les ocurra.

De seguir con sus pleitos internos, y con evidente discapacidad política, muy bien podrían ser rebasados por la izquierda. Por esa izquierda que ya se vio exitosa y ofreció resultados, tanto en popularidad con la gente como en sus programas de gobierno.

A diferencia de los morenistas que ocupan hoy puestos públicos, el Pollo Gallardo no tiene su cargo porque se lo haya sacado en una rifa de lotería, sino a base de trabajo y trayectoria propia.

Debe recordarse hoy que, cuando los Gallardo arribaron al PRD, este era un partido minúsculo en militancia, conformado por media docena de “tribus”, grupúsculos que se enfrentaban entre sí a muerte; sobre todo, cuando llegaba el tiempo de elecciones y podían aspirar a una regiduría o una diputación.

Todos los días se atacaban en la prensa, se ponían denuncias entre sí, tomaban el partido, y se lanzaban acusaciones mutuas de corrupción.

La llegada de los liderazgos de Soledad, no solo de los Gallardo, sino de otros cuadros medios, le trajo al PRD un nuevo cariz exitoso, llevando a ese partido a gobernar la mitad de la entidad potosina, al poner presidentes municipales en Soledad y la capital.

A todos les queda claro hoy que, en San Luis Potosí, más que perredismo, hay un movimiento popular llamado gallardismo, y que este se encuentra vivo; tan vivo, que, si los militantes y simpatizantes de tal corriente política decidieran entrar a MORENA, los actuales morenos saldrían por piernas, como ocurrió en el pasado con los conflictivos perredistas históricos.

Es también ingenuidad lo que se trasluce en las quejas y reclamos de los dirigentes morenistas que atacan a Gallardo Cardona. Dicen que no lo quieren en su partido, pero resulta que, dado su posición en el Congreso de la Unión, ya es uno de los más valiosos aliados en la Cuarta Transformación.

Como coordinador de los legisladores federales del PRD, era ya un colaborador importante, pues no tenía objeción en apoyar programas e iniciativas de ley que beneficiaran a la gente, señalando: “el presidente está haciendo las cosas bien, pero necesita el apoyo de todos los mexicanos”.

Esa línea le hizo entrar en confrontación con los mandones del perredismo nacional (los mismos que lo llevaron a la debacle, aliándose con EPN y su Pacto por México), y orillándolo a declararse diputado independiente, junto con otros nueve legisladores; para, así, defender desde una posición clave lo que convenga a la izquierda, según ha dicho.

Es decir, entonces, que Gallardo Cardona no necesita entrar a MORENA para contribuir a las propuestas de AMLO desde la esfera federal; al mismo tiempo, se conserva como uno de los líderes más populares entre los potosinos. Simpatía ya probada en encuestas y en elecciones de cargos públicos.

Ese es el miedo de los morenos en San Luis Potosí, y su peor pesadilla consiste en imaginar que López Obrador le vuelve a levantar la mano, como en 2012; o que lo defienda en la plaza pública, como tuvo que hacer con un casi desconocido Gabino Morales.

El miedo que, dicen, no anda en burro…

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