¡Hoy es el día!, el día de gritar por auxilio, de mostrar la impotencia que muchos potosinos han sentido, al ser víctimas directas de la delincuencia, en donde han sido despojados de sus pertenencias y, de pilón, los han herido; es el día de decirle al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que en San Luis Potosí, cada día, decenas de sus habitantes sufren en carne propia los estragos de la violencia a través de distintas y sangrientas formas, en las que se ha estado a punto de perder la vida sí no entregan su teléfono celular, su cartera o su bicicleta. Esto, como resultado del desinterés y falta de sensibilidad de nuestras apreciables autoridades de seguridad.
Que nuestras autoridades, estatales y legislativas, no disfracen las aterradoras cifras que esconden en sus oficinas, que den a conocerlas públicamente, de la misma forma que dicen que “se avanza” o se “redoblan esfuerzos” para resguardar la tranquilidad cínicamente.
Urge sea atendido el lamento de cada potosino que ha tenido que empezar de cero, cuando atracan su comercio y lo dejan vacío; cuando asesinan a un familiar, hombre o mujer, en un asalto, en un ataque equivoco o cuando el crimen organizado decide hacerlo, a plena luz del día, en cualquier calle de la zona metropolitana. Urge que el llamado de ayuda en San Luis Potosí, sea escuchado a nivel nacional, porque en ámbitos locales, nos hemos quedado afónicos de tanto pedirlo.
Hoy es el día, de que nuestras autoridades dejen de lado su afán de quedar bien con AMLO y por un momento se sensibilicen, poniéndose en los zapatos de un padre asaltado, de una madre viuda, de un estudiante al que le arrebataron sus pertenencias personas, de un emprendedor al que le robaron su negocio, de un potosino que sale con miedo a perder todo, en cuestión de segundos, al ir a cumplir con sus actividades diarias.
